¡Hola a todos!
En el post de hoy os vengo a hablar de la reencuadernación de un libro de historia Moderna y Contemporánea, publicado en 1956, cuya encuadernación original estaba muy deteriorada.
Éste era el aspecto que tenía:






Como vemos, el cuerpo del libro estaba separado de las tapas. Los cuadernillos, además de cosidos, estaban unidos con tres grapas oxidadas. Las tapas estaban forradas en guaflex y tela, pero la tela, al estar en el lomo, que es el lugar que más sufre de un libro, estaba bastante rota. Además, tenía una gran mancha de humedad en la tapa trasera, la cual también se había trasladado a las últimas páginas; y esa mancha blanca que aparece en la tapa trasera seguramente se deberá a que se quedó pegado a algún libro o papel y al separarlo de eso, una parte del papel se quedó pegado a este libro.
Debido al estado tan pésimo de las tapas originales, y a que no tenían ningún valor relevante, ya que eran lisas, no tenían ningún grabado o inscripción, ni letras manuscritas, ni sellos, ni las guardas eran de valor, le propuse a su dueño, mi tío, hacer una reencuadernación, esto quiere decir, realizar unas nuevas tapas manteniendo la estética original, y desechar las viejas.
Así pues, me puse manos a la obra:
- Lo primero que tuve que hacer fue quitar las grapas oxidadas, cosa que fue complicada porque estaban muy pegadas al libro y no quería dañar los cuadernillos en exceso.
- Después, eliminé lo que quedaba del cosido original y limpié el lomo para poder separar los cuadernillos uno a uno.
- Con los cuadernillos separados, me dediqué a reintegrar papel con papel japonés y metil-celulosa en todos los papeles. Normalmente, solo se reintegra en algunos, los que tengan agujeros o desgarros, o los que tengan desgarrados los puntos de cosido que se van a reutilizar, pero en este caso, los agujeros que habían dejado las grapas eran demasiado grandes, así que decidí que debía reintegrar todos los papeles. Fue una tarea muy lenta, como podréis imaginar.
- Luego, por fin llegó el momento de volver a coser los cuadernillos sobre dos cuerdas en el telar.
- Después, refuerzo del lomo con tarlatana y papel kraft, y colocación de cinta de cabezada (nueva, porque no tenía originalmente), como en cualquier encuadernación nueva.
- Y para hacer las tapas busqué una tela burdeos del tono más parecido posible al guaflex original; yo lo veía marrón pero cuando fui a la tienda (Horizontes Plegados, en Triana, súper recomendable), vimos que el tono que más se le aproximaba era un burdeos oscuro. Lo combiné con una tela azul marino oscuro, parecida a la tela que tenía en el lomo. Por supuesto, coloqué cartones nuevos, porque los que tenía estaban demasiado estropeados como para reutilizarlos. Y para las guardas elegí en Horizontes Plegados un papel de motivos cuadriculados como el que tenía; obviamente, encontrar el mismo papel iba a ser casi imposible, así que busqué algo que visualmente fuera parecido.
- Y finalmente, metí el libro en tapas, es decir, pegué el cuerpo del libro restaurado a su nueva encuadernación.
- Como toque final, y aprovechando que tenía en préstamo un componedor y una tipografía para dorar, realicé dos tejuelos de guaflex azul con el título del libro para colocarlos en la tapa delantera y en el lomo.
¡Y éste ha sido el resultado final!
Espero que os haya gustado esta publicación, y si es así, podéis compartirla y dejar en comentarios lo que queráis! 🙂
¡Nos leemos en la próxima!