Hace algo más de un año falleció un buen amigo de mi padre, alguien vinculado al mundo del remo desde siempre, Anchoa, un nombre que yo llevo escuchando en mi casa desde que tengo uso de razón. Poco después, mi padre y otra amiga me encargaron que encuadernara un libro de condolencias, en el que todos los amigos y conocidos pudieran escribir unas palabras de despedida y de recuerdo.
Se trata de un cuaderno de tamaño A4, cuyas páginas son de papel verjurado color beige, impresas con un encabezado y una numeración al pie. Para las tapas utilicé tela burdeos, y lo combiné con cintas de cabezada y de registro doradas. Y para las guardas empleé un papel de aguas de tonos burdeos y azul, a juego con la tela.
Es una una encuadernación muy sencilla, pero los tonos lisos siempre dejan un resultado muy elegante, siendo lo más apropiado para un trabajo como éste.