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Encuadernación de apuntes

¡Buenas a todos!

He estado un poco desaparecida y esta entrada estaba prevista para hace, por lo menos, un mes, pero he estado liada porque me concedieron una beca para trabajar en Alicante, con lo que tuve que ponerme a buscar piso y preparar la mudanza. Y ya una vez aquí en Alicante, donde llevo tres semanas, he estado adaptándome a mi nueva casa y ciudad, y como consecuencia he dejado el blog y el Instagram muy abandonados.

Hoy os traigo un encargo más práctico: la encuadernación de unos apuntes de mi primo. Él estudió ingeniería y tiene en su casa un estante completo con todos los apuntes de la carrera encuadernados con gusanillo, y los consulta a menudo, pero al tener un lomo de gusanillos, no puede ver cuál es el tomo que le interesa ver en ese momento, y los tiene que ir sacando a uno a uno hasta encontrar el que busca. Por eso me pidió que se los encuadernara de manera que en el lomo pudiera leerse el título de la asignatura. De momento solo me ha dado dos tomos, los que le resultaban más importantes, pero la idea es ir poco a poco cambiando la encuadernación de todos sus apuntes.

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El proceso

Para empezar, les quité el gusanillo, y luego fui metiendo los folios en la cizalla para quitarles la parte de los agujeros, ya que eso, a la larga, podría debilitar el cosido.

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A continuación, pasé al cosido. En este caso elegí el cosido americano, ya que son folios sueltos (no cuadernillos), y es bastante más rápido que el cosido a diente de perro, e igual de fuerte. El cosido americano en realidad no es un «cosido» propiamente dicho, ya que no hay que «coser», sino que se trata de meter el cuerpo del libro en la prensa vertical y hacer una serie de surcos en sentido perpendicular y oblicuo. Se encola el lomo y se introduce un trozo de cuerda de cáñamo en cada uno de los surcos.

Tras haber cosido los folios, hay que enlomar, es decir, reforzar el lomo con tarlatana, poner la cinta de cabezada, que en esta ocasión utilicé la clásica roja y amarilla porque tengo una bobina completa que pertenecía a mi abuelo, y para finalizar, papel kraft.

Luego hay que pegar las hojas de guarda: para los apuntes he usado un papel beige, clásico y simple.

Por otra parte, hay que preparar las tapas. Para ello se monta la estructura con las dos tapas de cartón y el cartón de lomera, unidos con papel kraft. Y luego todo eso lo he forrado con tela azul: algo sencillo pero elegante.

Y por último hay que meter en tapas el libro. Primero hay que risclar las cuerdas (esa palabra la aprendí el otro día en el curso de restauración), o lo que es lo mismo, deshilacharlas. Después, se encola la hoja de guarda y se pega a la tapa, y se repite el proceso con el otro lado. Y finalmente, se deja secar en la prensa.

Después de toda la noche en la prensa, saqué los libros y les pegué en la tapa delantera, un trozo de papel verjurado de color crema con el nombre de la asignatura impreso en él, y en el lomo, un tejuelo con el mismo papel y el título también impreso.

El resultado

El resultado es sencillo y práctico, pero la tela azul lisa le da un toque muy elegante.

No dudéis de ponerse en contacto conmigo si queréis encuadernar apuntes, trabajos, TFGs, TFMs, tesis doctorales, etc., de una forma diferente y especial, al gusto de cada uno (tela de cualquier color, papel decorado, encuadernación holandesa, con solapa, con su propia caja o cajetín… ¡todo es personalizable!), y a un precio completamente asequible para un trabajo artesanal y único. ¡No os arrepentiréis! 🙂