Buenas a todos!!
En primer lugar, lo siento, porque hace un montón que no aparezco por aquí, aunque el Instagram estoy tratando de mantenerlo un poco más actualizado. Además, debo pedir perdón porque esta publicación tendría que haber estado subida hace semana y media, pero se me ha complicado mucho la vida y no he podido terminarla antes. Pero bueno, aquí va.
Como sabréis (o quizás no), llevo ya cuatro meses viviendo en Aix-en-Provence, (Francia), como au pair, y me quedaré hasta julio. Aquí he hecho un grupo de amigas españolas con el que antes de Navidades decidimos hacer un amigo invisible, pero por ciertas circunstancias no nos hemos podido dar los regalos hasta el pasado fin de semana. Por ello en esta entrada quiero contaros cuál ha sido el regalo que yo he hecho y el que he recibido.
Obviamente, yo decidí regalar un cuaderno a mi amiga invisible, que resultó ser María, una chica valenciana que teje y hace cosas preciosas con lana. Por tanto, yo quería buscar un papel que tuviera alguna alusión a eso, aunque no lo encontré. La realización del cuaderno ha sido una auténtica aventura que voy a relatar desde la compra de materiales.
Fui un día a la Papeterie Michel, que se encuentra en pleno centro de Aix-en-Provence y es inmensa y maravillosa, para buscar todos los materiales (cartón, tela, papeles) ya que aquí no tenía nada de eso. El cartón lo vendían en planchas muy grandes y no había opción de comprarlo más pequeño, así que no tuve más remedio que comprarlo y llevarlo como pude en el autobús de vuelta a mi casa; encima, ese día llovía. Además, también busqué tela azul, que es un tono neutro que va con todo, y dos papeles. No encontré ningún papel con motivos de lanas o de personas tejiendo, así que elegí uno que me pareció muy bonito con unas mariposas, pájaros, peces y flores, aunque realmente no se ni cómo lo elegí, porque justo ese día estaban sin luz en la papelería, con lo que la chica que me atendió me ayudó a buscar con la linterna del móvil. De hecho, cuando llegué a mi casa, descubrí que el papel tenía otros dibujos de fondo en un tono gris, pero aun así el papel es una preciosidad. También compré un papel de agua de tonos marrones para las guardas.
Dado que aquí no tengo herramientas ni el telar (solo me pude traer hilo encerado, aguja y otras cosas pequeñas), decidí que el cuaderno tenía que ser con un cosido japonés. Para ello preparé las tapas: la trasera, entera de tela azul y la guarda por el interior, y la delantera con tela azul en donde va el cosido, y el resto con el papel decorado, e igualmente la guarda por el interior. Luego venía el problema de hacer los agujeros sin tener una herramienta apropiada para ello (sí, lo sé, me tengo que comprar la Crop-a-dile, pero es que aquí cuesta unos 5€ más cara que en España…). Para ello me había comprado hacía un tiempo una herramienta que sirve para hacer agujeros con brocas, como un mini-trompo, y también sirve para grabar y otras utilidades. Así que probé con ella, pero la herramienta falló, tuve que devolverla, me dieron otra que de momento va bien, pero ya no me atrevía a hacer los agujeros con ella. Así que opté por comprarme otra herramienta (la de la foto) que sirve tanto para hacer los agujeros como para poner los ojales. Pero no recomiendo demasiado esa herramienta, la verdad, porque me reventaba los dedos para agarrar ese palito resbaladizo, y no podía hacer más de dos agujeros seguidos, por lo que me ralentizó mucho el trabajo. Además, no solo hay que hacer los agujeros al cartón, sino también a todo el grueso de papeles, que a todo esto, esos papeles A5 los corté con cúter a esa medida, ya que aquí no tengo la cizalla, por lo que no son todos exactamente del mismo tamaño.
Bueno, finalmente, tuvimos que aplazar la entrega de los regalos, lo que a mi me dio la vida porque iba muy apurada. Así que me llevé el trabajo a Sevilla. Terminé de hacer los agujeros y coloqué los ojales que me compré en una increíble tienda que tengo cerca de mi casa que se llama Cultura (ojalá llegué a España algún día), y me dispuse a coser siguiendo un tutorial de Vintage Odissey. Pero cuando fui a empezar me di cuenta de que me había olvidado de llevarme los dos charms, que eran unas tijeras y un ovillo de lana con sus agujas entrelazadas, que me había comprado también en Cultura, con lo que no podría meter los charms en el mismo cosido. Así que cuando volví a Francia, coloqué los charms con otro hilo en dos de los agujeros. Y así el cuaderno quedó listo, por fin.
Hace dos fines de semana hicimos una cena para darnos los regalos y a María, mi amiga invisible, le encantó.
Y colorín, colorado, esta aventura se ha acabado.
Por otra parte, el regalo que me hizo María (sí, la casualidad quiso que las artesanas nos regaláramos mutuamente), fue una preciosa boina roja de lana tejida por ella misma. Os recomiendo echarle un vistazo a su Instagram, @colorinacolorete, porque hace maravillas.